Dentro de la Cosmovisión Maya el Sol y la Luna ejercen fuerte influencia sobre la vida de los seres. Ambos astros son considerados energías creadoras, fuerzas sobrenaturales imprescindibles para la vida. Simbolizan una manifestación de lo Sagrado.
Para que la vida continué en la Tierra existen ciclos que es necesario conocer, ya que dependemos de la naturaleza para vivir. Este conocimiento acumulado poco a poco a través de los siglos desde los inicios de la humanidad, llegó a formar un cuerpo de conocimiento del movimiento de ciertos astros y sus relaciones con el devenir humano. Para los Mayas, el conocer dichos fenómenos naturales y su orden era mas que un pensamiento científico, era un actitud espiritual: el mundo divino y el humano están íntimamente ligados y las acciones del uno se revierten sobre el otro. La astronomía entre los Mayas nunca fue una ciencia abstracta, sino el estudio de las relaciones entre deidades cuyas actividades influencian las humanas, para poder conocer, advertir y eventualmente cambiar las influencias del universo sobre el ser humano.
La gran mayoría de nuestros conocimientos sobre los cálculos astronómicos de los antiguos Mayas, base de su complejo calendario, proviene de los textos esculpidos en monumentos o escritos en códices. Ningún pueblo en la historia ha tenido tanto interés en el tiempo como los Mayas: registros de su paso están inscritos prácticamente en cada estela, en cada dintel, en cada escalera, friso o panel. Cada evento importante, natural o humano, está registrado.
Desde tiempos prehispánicos los sabios contadores del tiempo calculaban las fechas de un eclipse solar con una precisión excepcional, a pesar de que aún no se había inventado ni el telescopio ni todos los medios para observar estos eventos tan de cerca. Testimonio de ello se encuentra en el Códice Maya ubicado en Dresde en las llamadas tablas de los eclipses, las cuales indican que sabían cuándo habría un eclipse incluso cuando este no fuera visible en el área maya. A su vez, los Mayas dieron suma importancia a otros fenómenos cósmicos como el paso del Sol por el Cenit, los Equinoccios y Solsticios, y movimientos de cuerpos celestes como las Pléyades, Venus, Marte, entre otros, pues con estos eventos se marca el inicio o final de un ciclo, se generan efectos en el planeta y en nuestro ser. Así, ademas de su uso como marcador del tiempo, el Calendario Sagrado servía a los contadores del tiempo para pronosticar sobre la salud, nacimientos, cosechas, propósitos de vida, matrimonios, etcétera.
Tabla de Eclipses (imagen de Wikimedia Commons)
Los antiguos Mayas atribuían el origen de los eclipses a la unión del Sol y la Luna. En la tradición oral se dice que se celebra la unión de los Hermanos y Héroes Gemelos Junajpu e Xb'alamke, quienes luego de vencer las pruebas de Xib’alb’a se convirtieran en el Sol y la Luna. Es en este momento en que se unen que nos muestran la importancia de recordar que todos somos parte de Uk’u’x Kaj y Uk’u’x Ulew, Corazón del Cielo y Corazón de la Madre Tierra. Todos compartimos y somos la convergencia de estas fuerzas cósmicas y telúricas y todos estamos en el proceso de caminar nuestros propios ciclos, de trabajar con nuestra naturaleza dual que no es mas que nuestra completitud. Al ir soltando e integrando nos acercamos cada vez más a reconectar y despertar ese ser de luz que cada uno de nosotros es, desarrollando así nuestro potencial evolutivo.
El Abuelo Isidro, uno de los maestros y guías de nuestro maestro, Carlos Barrios, contaba en sus relatos y enseñanzas que los Eclipses son un espacio de unión entre lo solar y lo lunar, y dicha confluencia del Abuelo Sol y la Abuela Luna genera una gran fuerza que abre portales energéticos. Tat Isidro decía que sus maestros le habían transmitido a él la importancia de un Eclipse Solar, pues este evento que no es perceptible frecuentemente en un mismo lugar, abre un corto momento de oscuridad que es un espacio para soltar todo aquello que ya no nos fortalece, permitiendo que así nuestra luz pueda brillar con más fuerza.
También podemos encontrar ciertos pronósticos ligados a los eclipses en el Libro de Chilam Balam: "... porque el 13 Ahau es el tiempo en que se juntarán y coincidirán el Sol y la Luna; será la noche y al mismo tiempo el amanecer de Oxlajún Tikú (ciclo de energía positiva)..."
“Nuestra atención debe estar enfocada en alcanzar nuestros propósitos y ahora en especial el de la humanidad, pues estamos en el punto de vivir cambios trascendentes, debemos esforzarnos para este fin. Como Humanidad y Madre Tierra este es un momento de cumplir nuestro propósito de existencia y esto es precisamente a lo que estamos asistiendo, así que meditar, concentrarnos, conectar con los grandes abuelos astros, prender velas y hacer nuestro propio ritual es una acción tanto individual como colectiva. Nuestra atención debe centralizarse en hacer un ejercicio de concentración para equilibrar las energías que puedan surgir de este momento, toda practica espiritual que realicemos debemos incluir y encauzarla con este fin”. -Tat Carlos Barrios
Que la guía de los sabios Abuelos nos lleve a abrirnos a esa comunicación con el Universo y la Tierra, a reconectar con esos momentos importantes que marcan un renacer, que nos conducen a nuestro cuidado, crecimiento personal y desarrollo evolutivo.
Andy Rocca y Denise Barrios
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