Cuando somos observadores y estamos presentes, nos volvemos más conscientes. Es en ese momento que comenzamos a entender el mundo que nos rodea y el que está dentro de nosotros; empezamos a comprender los mensajes, sabiduría y herramientas que nos guían en esta existencia.
Los Abuelos Ancestrales comprendieron esto profundamente. Observaron los movimientos del Sol, el tránsito de los planetas, los ciclos de la Luna y los ritmos de la Madre Tierra para entender su influencia en la vida. A través de esta contemplación, desarrollaron una profunda conciencia que les permitió crear herramientas para alinear sus propios ciclos con los del Cosmos y la Tierra. Como sus hijos e hijas, somos herederos de este conocimiento y estamos llamados a estar en sintonía, observantes y presentes, permitiendo que esta sabiduría viva y se desarrolle a través de nosotros. Estamos llamados a observar la danza del Sol en el cielo, a comprender las fases de la Luna y su impacto en nuestro mundo, y a seguir contando las energías de cada día para reconectar con nuestro poder. Tenemos el legado de los calendarios, prácticas y tradiciones orales para guiarnos en nuestro camino hacia la consciencia, para ayudarnos a permanecer presentes y atentos.
Si hemos prestado atención al recorrido del Sol por el cielo, veremos que hoy alcanza su Cenit, irradiando su luz directamente sobre nosotros y regalándonos toda su fuerza y poder. El paso del Sol por el Cenit, que ocurre dos veces en un año solar Cholhaab' (365 días), se alinea con los 260 días del Calendario Sagrado Cholq’ij. Esto se debe a que el tiempo que transcurre entre un Cenit y otro equivale a 260 días, marcando la totalidad de un ciclo Cholq’ij. En la interconexión que se teje dentro de los ciclos del tiempo Maya, el Cenit también es muy significativo para el Calendario Choltun o Cuenta Larga. Este es un calendario compuesto por miles de años que marca fechas esenciales en la historia, indicando su importancia, y la fecha era registrada en él está marcada por el Zenith el 13 de agosto de 2114 aC. Por medio de la eterna danza de los calendarios Mayas que se entrelazan con los ritmos de la vida, los Abuelos y Abuelas Ancestrales desvelaron la profunda unidad en toda la existencia, enseñándonos que nosotros también formamos parte de esta danza cósmica y vibramos en armoniosa sincronía con la melodía de la Tierra y el Cielo.
También el paso del Sol Cenital tiene un profundo significado para los ciclos del Maíz, que es la base de la sabiduría Maya. Ahora que en Guatemala celebramos el Sol Cenital, también celebramos el "Día del Maíz", pues este es el momento en que el Maíz comienza a brotar, personificándose con su crecimiento. Como Seres de Maíz, reconocemos el papel esencial que este tiene en nuestra existencia, ya que su esencia forma parte de nosotros, y al igual que el Maíz inicia su viaje de crecimiento y renovación, nosotros también abrazamos nuestra fase de expansión, nutridos por la poderosa luz del Sol en su Cenit.
~Denise Barrios
A través de estas palabras quiero expresar mi gratitud y honrar a Nan Yamanik Pablo por las conversaciones y enseñanzas que ha compartido conmigo acerca del Sol Cenital.
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